La primera vez que preparé estos zoodles con scampi de camarones fue durante un verano particularmente caluroso cuando buscaba alternativas ligeras a mis platos de pasta favoritos. Recuerdo perfectamente cómo el aroma del ajo y la mantequilla derretida inundó mi cocina mientras la luz del atardecer se filtraba por la ventana. Mis invitados, inicialmente escépticos ante la idea de “espaguetis de calabacín”, quedaron maravillados con el primer bocado.
Esta receta representa para mí la perfecta fusión entre tradición e innovación. El clásico scampi italiano, con su característico sabor a limón y ajo, encuentra un compañero ideal en los frescos y crujientes zoodles. Desde entonces, se ha convertido en un plato recurrente en mis cenas de verano, siempre recibido con entusiasmo y platos vacíos.
El éxito de este plato depende en gran medida de la frescura de los ingredientes. Los camarones deben estar lo más frescos posible, con un aroma a mar limpio, sin olores fuertes o amoniacales.
La clave para unos zoodles perfectos está en no cocinarlos en exceso. Deben mantener cierta firmeza para evitar que liberen demasiada agua y se vuelvan blandos.
Si utilizas camarones congelados, descongélalos completamente en el refrigerador y sécalos bien antes de cocinarlos para garantizar un dorado adecuado.
Este plato es naturalmente bajo en carbohidratos y rico en proteínas, lo que lo convierte en una excelente opción para quienes siguen dietas cetogénicas o bajas en carbohidratos.