En los días cálidos de verano, lo que más me apetece es una comida que no me deje pesada, pero que sí me llene de sabor y frescura. Estos wraps de lechuga con pollo balsámico y fresas son justo eso. La primera vez que los preparé, fue una solución improvisada con lo que tenía en el refrigerador… y se convirtieron en un favorito instantáneo. El contraste entre lo jugoso del pollo marinado, el dulzor de las fresas y el toque crujiente de las nueces pecanas es simplemente adictivo.
900 g (2 lb) de pechugas de pollo sin piel ni hueso
½ taza de vinagre balsámico
½ taza de jugo de naranja
½ taza de aceite de oliva
4 cucharadas de miel
1 cucharada de albahaca seca
Sal y pimienta al gusto
½ taza de vinagre balsámico
8–12 hojas enteras de lechuga (butter, iceberg o romana)
1 taza de fresas frescas, en rodajas
½ taza de nueces pecanas
½ taza de queso feta desmenuzado
Marinar el pollo: En un tazón mediano, mezcla el vinagre balsámico, jugo de naranja, aceite de oliva, miel, albahaca, sal y pimienta. Coloca las pechugas en una bolsa hermética, vierte la marinada y deja reposar en la nevera al menos 30 minutos.
Cocinar el pollo: Saca el pollo del marinado y deséchalo. Cocina las pechugas en una parrilla caliente o sartén a fuego medio, unos 3-4 minutos por lado, hasta que estén doradas y cocidas por completo. Retira y deja reposar 5 minutos antes de cortar.
Preparar la reducción: Mientras se cocina el pollo, coloca ½ taza de vinagre balsámico en una olla pequeña y cocina a fuego bajo hasta reducir a la mitad. Debe quedar espeso, como un glaseado. Reserva.
Armar los wraps: Lava y seca las hojas de lechuga. Coloca trozos de pollo en cada hoja, luego agrega fresas, nueces pecanas y queso feta. Rocía con la reducción balsámica justo antes de servir.
Al almacenar la lechuga, envuélvela en papel absorbente dentro de una bolsa plástica para mantenerla fresca por más tiempo.
El glaseado balsámico también es delicioso sobre verduras asadas o incluso fresas solas.