Desde que era niña, pocas cosas me reconfortaban tanto como una humeante sopa casera al final de un día frío. Esta sopa de carne molida con verduras me trae esos recuerdos de la cocina de mi madre, donde el aroma a caldo y especias inundaba toda la casa. Es uno de esos platos que no solo alimenta el cuerpo sino también el alma, perfecto para compartir con tus seres queridos en esas tardes donde necesitas algo reconfortante.
Los mejores recuerdos familiares suelen crearse alrededor de platos sencillos pero llenos de sabor como este. Además, siempre me ha encantado cómo esta receta transforma ingredientes cotidianos en algo extraordinario con muy poco esfuerzo.
Comienza calentando el aceite de oliva en una olla mediana para sopa a fuego medio. Este primer paso es fundamental para desarrollar una base de sabor profundo en tu sopa.
Cuando el aceite esté caliente pero no humeante, añade la carne molida, la cebolla, el apio y el ajo. Con una cuchara de madera, desmenuza la carne mientras se cocina, asegurándote de que no queden trozos grandes. Continúa cocinando hasta que la carne esté completamente dorada y ya no se vea ningún rastro de color rosado, aproximadamente 5-7 minutos.
Durante este proceso, notarás cómo los aromas comienzan a liberarse, creando esa primera capa de sabor que caracteriza a las buenas sopas caseras. Una vez que la carne esté bien cocida, escurre el exceso de grasa si es necesario. Este paso es importante para evitar que la sopa quede demasiado grasosa.
A continuación, incorpora las patatas cortadas en cubos a la olla. Las patatas Yukon doradas son ideales para esta receta por su textura mantecosa y su capacidad para mantener la forma durante la cocción.
Vierte el caldo de res, los tomates en cubos con su líquido, la salsa de tomate, la salsa Worcestershire, el condimento italiano, la sal y la pimienta. La combinación de estos ingredientes crea una base líquida rica y aromática que impregnará todos los componentes de la sopa.
Mezcla bien todos los ingredientes y deja que la sopa alcance un suave hervor. Reduce el fuego para mantener un ligero burbujeo y cocina durante aproximadamente 10 minutos. Este tiempo inicial permite que los sabores comiencen a fusionarse mientras las patatas comienzan a ablandarse.
Pasados los primeros 10 minutos, añade las verduras mixtas congeladas a la olla. Puedes usar la mezcla clásica de guisantes, zanahorias y maíz, o cualquier combinación que prefieras. La ventaja de usar verduras congeladas es que mantienen su color, textura y nutrientes sin requerir preparación adicional.
Continúa cocinando a fuego lento durante otros 15-20 minutos, o hasta que las patatas estén tiernas. Puedes comprobarlo fácilmente pinchando un trozo con un tenedor; si entra sin resistencia, las patatas están listas.
Al final de la cocción, prueba la sopa y ajusta la sazón si es necesario. A veces, un toque adicional de sal o pimienta puede realzar todos los sabores justo antes de servir.