La primera vez que escuché sobre la sopa de hamburguesa con queso, admito que sentí cierta incredulidad. ¿Una hamburguesa… en forma de sopa? Sin embargo, tras prepararla para una reunión familiar improvisada durante un fin de semana lluvioso, todos quedamos absolutamente encantados. Desde entonces, se ha convertido en uno de esos platos que mis hijos piden constantemente cuando el clima comienza a enfriarse.
En una olla grande, calienta el aceite de oliva o la mantequilla a fuego medio. Añade la cebolla picada y cocínala durante aproximadamente 3-4 minutos, removiendo ocasionalmente. Debes lograr que la cebolla se ablande y comience a verse translúcida. Este paso crea una base aromática fundamental para nuestra sopa, liberando los aceites esenciales de la cebolla que aportarán profundidad al sabor final.
A continuación, incorpora el ajo picado y la carne molida a la olla. Cocina todo junto hasta que la carne esté completamente dorada, deshaciéndola con una cuchara mientras se cocina para evitar que se formen grumos grandes. Si notas exceso de grasa, drénala cuidadosamente. La textura ideal de la carne debe ser similar a la que usarías en una hamburguesa tradicional: bien cocida pero jugosa.
Ahora es el momento de agregar el caldo de res, las patatas y zanahorias en cubitos, y la pasta tipo codo. Aumenta el fuego para llevar todo a ebullición. Una vez que empiece a hervir, reduce el fuego y deja que cocine a fuego lento durante aproximadamente 15-20 minutos, o hasta que las patatas, zanahorias y pasta estén tiernas al pincharlas con un tenedor. Durante este tiempo, los almidones de la pasta comenzarán a espesar naturalmente el caldo.
Cuando las verduras estén completamente cocidas, añade la leche y la salsa Worcestershire a la mezcla. Permite que la sopa se caliente uniformemente, pero ten cuidado de no dejar que hierva en esta etapa para evitar que la leche se corte. La salsa Worcestershire aporta ese sabor umami característico de las hamburguesas gourmet, mientras que la leche comienza a crear la base cremosa que completaremos en el siguiente paso.
Retira la olla del fuego y añade el queso cheddar rallado. Remueve continuamente hasta que se derrita por completo y le dé a la sopa una textura cremosa y untuosa. Este es el momento de ajustar el sazón con sal y pimienta según tu gusto personal. Recuerda que el queso cheddar ya aporta algo de salinidad, así que prueba antes de añadir sal adicional.
Sirve la sopa caliente en cuencos individuales. Si deseas una experiencia que recuerde aún más a una hamburguesa, acompaña con panecillos con semillas de sésamo ligeramente tostados. Para darle un toque de frescura y color, espolvorea por encima cebollino o perejil picado. Algunos pepinillos en rodajas al lado pueden completar la experiencia para los verdaderos amantes de las hamburguesas.
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