El verano pasado, durante una cena al aire libre con amigos, decidí transformar la clásica ensalada Caesar en algo completamente nuevo. Mientras observaba las pechugas de pollo dorándose sobre las brasas, imaginé esos sabores icónicos encerrados entre pan brioche tostado. El resultado superó todas mis expectativas: jugoso, ahumado, cremoso y con esa frescura característica que solo el Caesar puede ofrecer. Desde entonces, este sándwich se ha convertido en el protagonista indiscutible de nuestras reuniones de verano.
Para esta receta, las pechugas fileteadas delgadas funcionan excepcionalmente bien porque se cocinan uniformemente y son más fáciles de morder. Si solo tienes pechugas grandes, córtalas longitudinalmente para crear 4 piezas de grosor similar.
Coloca el pollo en un plato hondo o bolsa hermética. En un tazón aparte, mezcla el aceite de oliva, mostaza Dijon, ajo picado y una generosa cantidad de sal y pimienta. Vierte este marinado sobre el pollo, asegurándote de que todas las piezas queden bien cubiertas. Refrigera durante al menos 30 minutos, aunque idealmente déjalo marinar durante toda la noche para máximo sabor.
Retira el pollo del refrigerador aproximadamente 30 minutos antes de asar. Este paso permite que la carne alcance temperatura ambiente, asegurando una cocción más uniforme.
En un procesador de alimentos, combina el ajo, yogur griego, parmesano, mostaza Dijon, vinagre, pasta de anchoas, jugo de limón, sal y pimienta. Procesa hasta obtener una mezcla completamente suave y homogénea.
Con el procesador aún funcionando, vierte lentamente el aceite de oliva en un hilo continuo. Esta técnica crea una emulsión cremosa y estable. La salsa resultante será más abundante de lo necesario, pero se conserva perfectamente en el refrigerador durante 3-4 días.
Precalienta la parrilla a fuego alto y déjala calentar durante 10-15 minutos. Una parrilla bien caliente es esencial para lograr esas marcas características y sellar los jugos del pollo.
Retira el pollo del marinado, permitiendo que el exceso escurra. Coloca las piezas sobre la parrilla y cocina entre 3-5 minutos por lado, dependiendo del grosor. Utiliza un termómetro para asegurar que la temperatura interna alcance los 74°C (165°F).
Una vez cocido, deja reposar el pollo durante 5-10 minutos antes de cortar. Este paso permite que los jugos se redistribuyan, garantizando carne jugosa en cada bocado.
Mientras el pollo reposa, tuesta los panes brioche ligeramente en la parrilla. Esto añade una textura crujiente y un sutil sabor ahumado que complementa perfectamente el conjunto.
Pechugas de grosor similar se cocinan uniformemente, evitando que unas queden secas mientras otras permanecen crudas. Si es necesario, golpea ligeramente con un mazo para uniformar.
El brioche aporta una riqueza mantecosa que complementa perfectamente la salsa Caesar. Si no lo encuentras, el pan challah o incluso ciabatta funcionan como alternativas.
Aunque puede parecer intimidante, la pasta de anchoas no aporta sabor a pescado sino una profundidad umami incomparable. Es el ingrediente que hace la diferencia entre una buena salsa Caesar y una extraordinaria.
Un termómetro de lectura instantánea es tu mejor aliado para pollo perfectamente cocido. La diferencia entre jugoso y seco son apenas unos grados.
Para marinados más cortos (30 minutos), haz pequeños cortes superficiales en el pollo para que los sabores penetren más rápidamente.
Una pizca de azúcar en la salsa Caesar equilibra la acidez y realza todos los sabores sin añadir dulzor perceptible.