La primera vez que probé el rabo de buey jamaiquino fue durante un viaje a Kingston hace algunos años. Aquella tarde lluviosa, entré en un pequeño restaurante local buscando refugio y calor. Lo que encontré cambió para siempre mi perspectiva culinaria. El aroma que impregnaba el aire era simplemente hipnótico: una mezcla perfecta de especias caribeñas, carne suculenta y ese inconfundible toque picante que caracteriza la cocina jamaiquina. Desde entonces, me propuse dominar esta receta en mi propia cocina, experimentando con los ingredientes y técnicas hasta lograr recrear fielmente esos sabores que me transportan instantáneamente al corazón del Caribe.
Comienza limpiando el rabo de buey con una mezcla de agua y vinagre, frotando bien cada pieza. A continuación, sécalos completamente con papel toalla. Este paso es fundamental para eliminar cualquier impureza y preparar la carne para absorber mejor los sabores del marinado.
Posteriormente, coloca el rabo de buey en un recipiente grande y sazona con sal, pimienta, ajo, jengibre, cebolla, cebollines, tomillo, pimienta de Jamaica, salsa browning y salsa de soya. Mezcla todo muy bien con las manos, asegurándote de que cada pieza quede perfectamente cubierta con la mezcla de especias. Cubre el recipiente y deja marinar en el refrigerador durante al menos 2 horas. Sin embargo, para obtener resultados óptimos, te recomiendo dejarlo marinar durante toda la noche, permitiendo que los sabores penetren profundamente en la carne.
Una vez marinado, calienta el aceite vegetal en una olla grande y pesada a fuego medio-alto. Saca las piezas de rabo de buey del marinado, reservando los jugos y especias. Dora las piezas de carne en tandas, sin sobrecargar la olla, aproximadamente 3-4 minutos por cada lado hasta que adquieran un color marrón oscuro y caramelizado. Este paso es crucial para sellar los jugos y desarrollar esos sabores profundos que caracterizan este plato. Reserva las piezas doradas en un plato.
En la misma olla, aprovechando todos esos sabrosos residuos caramelizados, saltea la cebolla, ajo y cebollines restantes del marinado durante aproximadamente 2 minutos hasta que estén fragantes y ligeramente translúcidos. Este paso ayuda a desarrollar una base aromática para tu guiso.
Devuelve el rabo de buey a la olla junto con cualquier jugo que haya soltado. Añade el kétchup, tomillo adicional, el chile scotch bonnet entero (sin cortarlo para controlar el nivel de picante) y suficiente caldo de res para cubrir la carne. Lleva la mezcla a ebullición, luego reduce el fuego a bajo y tapa la olla.
Deja que se cocine a fuego lento durante aproximadamente 2-2.5 horas, revolviendo ocasionalmente y verificando el nivel de líquido. La carne debe estar extremadamente tierna, prácticamente desprendiéndose del hueso cuando esté lista. Si es necesario, agrega más caldo o agua durante la cocción para mantener la carne cubierta.
Una vez que la carne esté tierna, incorpora las zanahorias en rodajas y las habichuelas mantequilla escurridas. Continúa cocinando sin tapa durante otros 20-30 minutos, permitiendo que la salsa se reduzca y espese hasta alcanzar una consistencia similar a un gravy. Este proceso también permite que las zanahorias se ablanden y que las habichuelas absorban los maravillosos sabores del guiso.
Finalmente, prueba y ajusta la sazón según sea necesario. Retira el chile scotch bonnet antes de servir si lo prefieres, especialmente si estás sirviendo a personas sensibles al picante. Sin embargo, algunos comensales disfrutan encontrarse con ese toque extra de calor en sus platos.