Todavía recuerdo la primera vez que probé un auténtico pastel mousse de fresa en una pequeña pastelería durante un viaje a Francia. Aquella textura increíblemente ligera y aérea, combinada con el sabor fresco y dulce de las fresas, creó una experiencia que quedó grabada en mi memoria para siempre.
Desde aquel momento, he intentado recrear esa magia en mi propia cocina, experimentando con diferentes recetas hasta perfeccionar esta versión que hoy comparto con ustedes. Este pastel mousse de fresa no es solo un postre; además, es una celebración de los sabores del verano, una caricia para los sentidos y, sin duda, una forma deliciosa de impresionar a familiares y amigos en cualquier ocasión especial.
En primer lugar, coloca un aro para tartas grande de 23 cm sobre una bandeja pequeña para hornear forrada con papel de hornear o una esterilla. Simultáneamente, precalienta el horno a 160°C.
A continuación, en un recipiente pequeño, bate las yemas de huevo junto con el azúcar glas hasta obtener una mezcla suave y espesa (aproximadamente 1 o 2 minutos). Después, añade la mantequilla muy blanda y mézclala bien hasta integrarla completamente.
Seguidamente, incorpora la harina (y la sal si estás usando mantequilla sin sal) y mezcla con una espátula hasta que todos los ingredientes estén bien combinados. La masa debe tener una consistencia similar a una pasta espesa.
Con los dedos o el dorso de una cuchara, presiona firmemente la masa en el fondo del aro para tartas hasta que quede bien compactada y plana. Por consiguiente, refrigera durante 30 minutos para que la masa se asiente.
Finalmente, hornea la base durante 30 minutos en el horno precalentado. Una vez horneada, retírala del horno y déjala enfriar completamente antes de continuar con el siguiente paso.
Para comenzar, tritura las fresas (frescas o congeladas, descongeladas y escurridas) hasta obtener un puré suave. Opcionalmente, puedes pasar este puré por un colador de malla fina para eliminar las semillas y conseguir una textura más refinada.
A continuación, coloca el puré de fresas en una cazuela pequeña junto con el azúcar y las semillas de la vaina de vainilla (o la pasta de vainilla). Mezcla bien todos los ingredientes y calienta a fuego medio-bajo hasta que comience a hervir suavemente. En ese momento, retira la cazuela del fuego.
Mientras se calienta la mezcla anterior, prepara la gelatina mezclando el polvo con un poco de agua muy fría (aproximadamente 2 cucharadas). Déjala reposar durante un par de minutos hasta que adquiera una textura similar a una pasta espesa.
Posteriormente, añade esta pasta de gelatina a la mezcla de fresas aún caliente y bate bien hasta que se disuelva por completo. Transfiere luego la mezcla a un recipiente limpio o una bandeja poco profunda y cúbrela con film transparente, asegurándote de que esté en contacto con la superficie para evitar que se forme una película. Refrigera durante aproximadamente 1 hora o hasta que ya no esté caliente al tacto.
En un recipiente aparte, monta la nata/crema con una batidora hasta conseguir picos firmes. Por consiguiente, coloca la mezcla de fresas refrigerada en un recipiente grande y, con movimientos envolventes, incorpora suavemente la nata montada en 3 o 4 tandas para mantener la ligereza de la mousse.
Después de preparar la mousse, coloca una tira de acetato de 5 cm de altura en el interior del aro para tartas. Si lo deseas, además puedes colocar las fresas frescas cortadas por la mitad alrededor del borde interior del aro, con la parte cortada tocando el aro, para crear una bonita decoración.
Finalmente, vierte la mousse de fresa dentro del aro y alisa la superficie con una espátula. Refrigera durante al menos 4 horas o, idealmente, toda la noche, hasta que la parte superior de la mousse parezca estar firme.
En primer lugar, tritura las fresas hasta obtener un puré suave. Luego, pasa este puré por un colador de malla fina colocado sobre una cazuela pequeña para eliminar las semillas. Añade el azúcar y el zumo de limón, y mezcla bien. Calienta esta mezcla a fuego medio-bajo hasta que comience a hervir suavemente. Apaga el fuego.
Mientras se calienta la mezcla, prepara la gelatina mezclando el polvo con un poco de agua fría (aproximadamente 1 cucharada) en un recipiente pequeño. Cuando adquiera la consistencia de una pasta espesa, incorpórala a la mezcla de fresas caliente y bate bien hasta que se disuelva por completo.
A continuación, deja reposar esta mezcla durante 30 minutos para que se enfríe ligeramente, pero sin que llegue a cuajar. Después de este tiempo, viértela con cuidado sobre la capa de mousse. Extiéndela suavemente con una espátula para crear una superficie uniforme. Por último, vuelve a refrigerar el pastel durante un mínimo de 3 horas más, preferiblemente toda la noche, para que la gelatina cuaje completamente.