Cuando llegué a casa después de un largo día de trabajo la semana pasada, lo último que quería era ensuciar varias ollas y sartenes para preparar la cena. Fue entonces cuando recordé esta receta que ha salvado innumerables noches en mi hogar. Esta pasta mágica lo tiene todo: es cremosa, sabrosa y, lo mejor de todo, ¡se prepara en un solo recipiente! El aroma de la salchicha dorándose junto con el ajo y las hierbas del condimento ranch llena la cocina con una promesa irresistible de comodidad y sabor.
Comienza calentando el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio-alto. Añade las rodajas de salchicha y deja que se doren por ambos lados hasta que adquieran un bonito color caramelizado, aproximadamente 3-4 minutos. Este paso inicial es fundamental para desarrollar una base de sabor profundo que impregnará toda la pasta. Una vez doradas, retira las salchichas y resérvalas en un plato.
En la misma sartén, conservando todos esos sabrosos jugos de la salchicha, añade la mantequilla. Cuando se derrita, incorpora el ajo picado y saltéalo durante unos 30 segundos, justo hasta que libere su fragancia. Vigila atentamente para evitar que se queme, ya que el ajo amargo podría arruinar el sabor delicado de la salsa.
Vierte el caldo de pollo y la leche en la sartén, rascando el fondo para desprender todos los trocitos dorados que se hayan adherido. Estos pequeños tesoros de sabor se disolverán en el líquido, enriqueciendo la salsa. Añade el condimento ranch en polvo y mezcla bien hasta que se integre. Lleva el líquido a un suave hervor.
Una vez que la base de la salsa esté burbujeando ligeramente, añade la pasta rotini seca directamente a la sartén. Asegúrate de que la pasta quede mayormente sumergida en el líquido. Cubre la sartén y deja que la pasta se cocine a fuego medio-bajo, removiendo ocasionalmente, hasta que esté al dente y haya absorbido la mayor parte del líquido, aproximadamente 12-15 minutos.
Reduce el fuego a bajo. Añade el queso cheddar blanco rallado gradualmente, removiendo constantemente para que se derrita de manera uniforme y evitar que se forme una masa. La salsa debería transformarse en una mezcla sedosa y cremosa que se adhiere perfectamente a cada espiral de pasta.
Incorpora la espinaca baby y los pimientos rojos asados picados a la sartén. Mezcla suavemente hasta que la espinaca se marchite e integre en la salsa, lo que tomará apenas un minuto. Reincorpora la salchicha dorada a la sartén, mezclándola con el resto de ingredientes para que cada bocado contenga un poco de todo.
Ajusta la sazón con sal y pimienta al gusto. La cantidad necesaria dependerá del nivel de sal del caldo y la salchicha que hayas utilizado. Sirve generosas porciones en platos hondos y, si lo deseas, espolvorea un poco de perejil fresco picado por encima para añadir color y un toque de frescura.