La primera vez que preparé esta receta de muslos de pollo al horno fue durante una noche ajetreada cuando necesitaba una cena rápida pero satisfactoria. Desde entonces, se ha convertido en mi salvavidas culinario para esos días en que el tiempo apremia pero no quiero sacrificar el sabor. El aroma de las especias que invade la cocina mientras el pollo se dora en el horno me transporta inmediatamente a un lugar de confort y anticipación.
A través de los años, he perfeccionado esta receta hasta lograr el equilibrio perfecto entre sencillez y sabor. Los muslos de pollo sin hueso ni piel son increíblemente versátiles y, cuando se preparan con la combinación adecuada de especias, se transforman en un plato extraordinario que toda la familia disfrutará.
Comienza precalentando el horno a 220°C. Mientras tanto, forra una bandeja para hornear con papel pergamino o rocíala ligeramente con aceite en spray para evitar que se pegue el pollo.
En un recipiente amplio, mezcla el aceite de oliva con todas las especias: ajo en polvo, cebolla en polvo, ambos tipos de pimentón, orégano seco, pimienta negra y sal. Si deseas añadir más profundidad de sabor, incorpora también el azúcar moreno y la salsa de soja. Revuelve bien hasta obtener una pasta homogénea con todos los ingredientes perfectamente integrados.
Añade los muslos de pollo al recipiente con la mezcla de especias. Con las manos limpias o una espátula, voltea las piezas hasta que queden completamente cubiertas con la pasta sazonadora. Este paso es fundamental, ya que garantiza que cada bocado esté lleno de sabor.
Coloca los muslos de pollo sazonados sobre la bandeja preparada, distribuyéndolos en una sola capa sin amontonarlos. De esta manera, conseguirás una cocción uniforme y un dorado perfecto en cada pieza.
Introduce la bandeja en el horno precalentado y hornea durante aproximadamente 20-25 minutos. Sabrás que el pollo está listo cuando alcance una temperatura interna de 75°C y el exterior adquiera un aspecto ligeramente crujiente y dorado.
Para conseguir un efecto más caramelizado y dorado, puedes cambiar la función del horno a gratinar durante los últimos 2-3 minutos de cocción. No obstante, mantén una vigilancia constante para evitar que se queme.
Una vez horneado, retira el pollo del horno con cuidado y déjalo reposar durante unos 5 minutos antes de servir. Este breve descanso permite que los jugos se redistribuyan en la carne, resultando en un pollo más jugoso y tierno.