La primera vez que preparé estos muffins de calabaza fue en una tarde lluviosa de otoño cuando buscaba llenar la casa con aromas reconfortantes. El dulce perfume de las especias se mezclaba con el aroma terroso de la calabaza mientras los muffins se doraban lentamente en el horno. Cuando mis hijos regresaron de la escuela, empapados por la lluvia, sus rostros se iluminaron al entrar a la cocina. Desde ese momento, estos muffins se convirtieron en nuestro ritual de bienvenida al otoño, una tradición que marca el cambio de estación tan vívidamente como las hojas que se tornan doradas en los árboles.
Comienza precalentando el horno a 180°C (350°F). Coloca capacillos de papel en un molde para 12 muffins o engrasa ligeramente cada cavidad con spray antiadherente. Esta preparación garantiza que tus muffins se desmolden limpiamente y se horneen de manera uniforme.
En un recipiente grande, bate juntos el puré de calabaza, el azúcar granulada, el azúcar morena, los huevos, el aceite vegetal y el extracto de vainilla. Mezcla hasta que todo esté suave y bien combinado. Sin embargo, ten cuidado de no batir excesivamente para mantener la textura perfecta. Este paso es clave para lograr una masa uniforme y un sabor consistente en cada bocado.
Tamiza directamente sobre la mezcla húmeda la harina, las especias para pastel de calabaza, el bicarbonato, el polvo de hornear y la sal. A continuación, dobla suavemente todos los ingredientes con una espátula o cuchara de madera justo hasta que no queden rastros de harina. Es importante no sobremezclar, ya que esto es lo que mantiene los muffins tiernos.
Distribuye la masa uniformemente entre las 12 cavidades preparadas del molde, llenando cada una aproximadamente ¾ partes. Por consiguiente, puedes utilizar una cuchara para helado o una cuchara grande para hacer este paso de manera limpia y sencilla.
Coloca el molde en el centro del horno y hornea durante 18-22 minutos. Sabrás que están listos cuando al insertar un palillo en el centro salga limpio o con algunas migas húmedas. La parte superior debería verse ligeramente dorada y sentirse firme al tacto con un ligero rebote.
Deja que los muffins se enfríen en el molde durante unos 5 minutos, luego transfiérelos a una rejilla para que se enfríen completamente. Son deliciosos tibios, pero el sabor se intensifica aún más después de reposar un poco.
La clave para unos muffins de calabaza perfectos está en no sobremezclar la masa. Una vez que añadas los ingredientes secos a los húmedos, mezcla justo hasta que se incorporen, incluso si quedan pequeños grumos visibles. Esta técnica garantiza que tus muffins queden esponjosos en lugar de densos o gomosos.
Para un toque crujiente irresistible, considera espolvorear las tapas de los muffins con una mezcla de azúcar turbinado y canela justo antes de hornear. El calor del horno caramelizará ligeramente el azúcar, creando una deliciosa costra dulce que contrasta maravillosamente con el interior húmedo.
Si estás utilizando puré de calabaza casero en lugar de enlatado, asegúrate de escurrirlo a través de un paño de cocina limpio para eliminar el exceso de humedad. De este modo evitarás que tus muffins queden demasiado húmedos o no se horneen correctamente en el centro.
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