La primera vez que preparé esta ensalada fue durante una reunión familiar en pleno verano. Buscaba un plato que combinara la robustez de un filete jugoso con la frescura de una ensalada, sin renunciar al sabor. El resultado superó todas mis expectativas: los comensales quedaron maravillados con la combinación de texturas y sabores. Desde entonces, esta receta se ha convertido en mi opción favorita cuando quiero impresionar sin pasarme horas en la cocina.
Durante mis años trabajando en un restaurante de carnes, aprendí que el secreto de una buena ensalada con filete está en el contraste: la carne caliente sobre hojas frescas, el queso cremoso frente a la acidez del aderezo, y la dulzura del maíz asado equilibrando el conjunto. Este plato refleja perfectamente mi filosofía culinaria: ingredientes simples transformados en algo extraordinario mediante técnicas sencillas pero efectivas.
Esta ensalada representa la perfecta combinación entre sofisticación y sencillez. El secreto para lograr un resultado espectacular radica en la calidad de los ingredientes: un buen filete, vinagre balsámico añejado y queso gorgonzola auténtico marcarán la diferencia.
Un truco profesional que siempre aplico es temperar la carne antes de cocinarla, sacándola del refrigerador 30 minutos antes. Esto garantiza una cocción más uniforme y un resultado jugoso. Adicionalmente, asegúrate de no saltarte el tiempo de reposo después de cocinar el filete; estos cinco minutos permiten que los jugos se redistribuyan, resultando en una carne más jugosa y sabrosa.
Para obtener el equilibrio perfecto entre la acidez y dulzura del aderezo, pruébalo antes de añadirlo a la ensalada y ajusta la cantidad de miel según tu preferencia. Recuerda que el vinagre balsámico varía enormemente en calidad y perfil de sabor dependiendo de su origen y envejecimiento.