La primera vez que preparé esta ensalada crujiente de fresas fue durante una reunión familiar en primavera, cuando buscaba algo fresco que contrastara con los platos más contundentes del menú. Sin embargo, lo que comenzó como un simple acompañamiento terminó robándose todo el protagonismo. Aún recuerdo la expresión de sorpresa en el rostro de mi hermana, quien siempre había sido escéptica respecto a las ensaladas con frutas, cuando me pidió la receta antes de marcharse. Desde entonces, este plato se ha convertido en mi carta de presentación durante los meses cálidos, evolucionando ligeramente con cada preparación. La combinación de las almendras caramelizadas con la frescura de las fresas y el toque cremoso del queso de cabra crea una sinfonía de sabores que transforma una simple ensalada en una experiencia gastronómica inolvidable.
Para la ensalada:
Para la vinagreta de champán:
Para decorar (opcional):