La primera vez que preparé esta ensalada fue durante una tarde calurosa de verano cuando buscaba algo fresco pero sustancioso. Siempre he sido fanática de los sabores picantes, y combinarlos con la frescura de una ensalada Cobb tradicional me pareció una idea brillante. Desde entonces, se ha convertido en mi opción preferida para esas ocasiones en que deseo algo nutritivo sin renunciar al sabor. Además, cada vez que la sirvo en reuniones familiares, desaparece en cuestión de minutos, acompañada siempre de peticiones para compartir la receta.
Comienza elaborando tu aderezo casero favorito, ya sea la cremosa opción de queso azul que complementa perfectamente el picante del pollo buffalo, o una vinagreta ligera de vino tinto que aporta acidez balanceada. Prepáralo primero y resérvalo mientras continúas con la ensalada, permitiendo que los sabores se intensifiquen al reposar. Este pequeño detalle marca una gran diferencia en el resultado final, ya que los ingredientes del aderezo tienen tiempo de integrarse armoniosamente.
Coloca una sartén a fuego medio y añade la cucharadita de aceite para cocinar, distribuyéndolo uniformemente por la superficie. Incorpora el pollo desmenuzado previamente cocido y caliéntalo durante 3-5 minutos, removiendo ocasionalmente para evitar que se pegue o reseque. Este paso no busca cocinar nuevamente el pollo sino simplemente calentarlo para que absorba mejor la salsa.
Una vez caliente, apaga el fuego y añade inmediatamente las tres cucharadas de salsa buffalo. Mezcla enérgicamente hasta que cada hebra de pollo quede completamente cubierta con la salsa, creando ese característico color anaranjado-rojizo brillante. Reserva mientras preparas el resto de los ingredientes, permitiendo que el pollo absorba todos los sabores picantes.
Para crear una presentación visualmente impactante, utiliza dos bowls amplios y poco profundos que permitan apreciar todos los ingredientes. Comienza con una base generosa de lechuga romana picada, distribuyéndola uniformemente para crear el lienzo perfecto para los demás componentes.
A continuación, distribuye armoniosamente la mitad de cada ingrediente en cada bowl, creando secciones visualmente diferenciadas: los microgreens aportando altura y frescura, el pollo buffalo como protagonista con su color vibrante, el tocino añadiendo un toque ahumado, los huevos duros cortados por la mitad mostrando sus yemas cremosas, el queso azul desmenuzado contrastando con su tonalidad clara, los tomates cherry aportando notas de color rojo intenso, el pepino con su verde refrescante, el aguacate con su cremosidad característica, la cebolla roja añadiendo color púrpura y el cebollín como toque final de verde brillante.
Este método de presentación no solo crea una experiencia visual atractiva sino que también permite a cada comensal apreciar los ingredientes individuales antes de mezclarlos.
Justo antes de servir, rocía generosamente el aderezo preparado sobre la ensalada, permitiendo que se deslice entre los diversos ingredientes. La cantidad dependerá de tus preferencias personales, aunque recomiendo ser generoso para asegurar que cada bocado contenga algo de este elemento unificador.
Finaliza la presentación con un ligero toque de pimienta negra recién molida y una pizca de sal marina para realzar todos los sabores. Este toque final despierta los sabores de los ingredientes frescos y completa la experiencia gastronómica.
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