Durante mis años universitarios, descubrí la magia de las ensaladas asiáticas en un pequeño restaurante familiar cerca del campus. Sin embargo, no fue hasta que me aventuré a recrearla en casa cuando realmente me enamoré de esta combinación de sabores. La mezcla de texturas crujientes, el pollo jugoso y ese aderezo de maní que hace que todo cobre sentido… simplemente me transporta a aquellos días de descubrimientos culinarios. A través de los años, he perfeccionado esta receta hasta convertirla en la estrella de mis reuniones familiares.
A lo largo de los años preparando esta receta, he descubierto algunos trucos que marcan la diferencia: