Mi primer encuentro con el curry de pato fue en un pequeño restaurante tailandés escondido en un callejón de Bangkok. El aroma que emanaba de la cocina era absolutamente embriagador: especias complejas, leche de coco cremosa, y algo que no podía identificar pero que me tenía completamente cautivada. Cuando finalmente probé ese primer bocado, supe que había descubierto algo especial. El pato estaba perfectamente sellado, la salsa tenía esa combinación perfecta de picante, dulce y salado, mientras que los tomates cherry y la piña añadían explosiones de frescura inesperadas.
Años después, cuando decidí recrear esa experiencia en mi cocina, descubrí que este plato es mucho más accesible de lo que imaginaba. La clave está en respetar las técnicas tradicionales pero adaptarlas a los ingredientes que podemos conseguir fácilmente. Cada vez que preparo este curry, mi casa se llena de esos mismos aromas exóticos que me transportan directamente a esa pequeña mesa en Bangkok.
Enciende tu horno en la configuración de mantenimiento de calor (aproximadamente 80°C). Este paso es crucial para mantener el pato jugoso mientras preparamos el curry.
Si utilizas pechugas congeladas, descongélalas completamente y sécalas meticulosamente con papel absorbente. La humedad excesiva es el enemigo número uno del dorado perfecto. Utiliza una sartén de hierro fundido o acero inoxidable con mango apto para horno.
Con un cuchillo muy afilado, haz cortes diagonales a través de la piel de cada pechuga, creando un patrón de líneas paralelas o entrecruzadas. Estos cortes deben atravesar solo la grasa, sin llegar a la carne. Posteriormente, sazona ambos lados generosamente con sal y pimienta, aplicando la mayor cantidad en la piel.
Coloca las pechugas con la piel hacia abajo en la sartén fría. Enciende el fuego a temperatura media y cocina sin tapar durante aproximadamente 8 minutos. Esta técnica permite que la grasa se derrita lentamente sin quemar la piel, logrando una textura crujiente perfecta.
Después de 8 minutos, retira cuidadosamente el exceso de grasa con una cuchara, dejando solo lo suficiente para cubrir la sartén. Voltea el pato y continúa sellando durante 5-7 minutos adicionales, dependiendo del punto deseado: 57°C para término medio-crudo, 60°C para término medio, o 74°C para bien cocido.
Transfiere el pato a una bandeja resistente al calor y déjalo reposar en el horno tibio mientras preparas el curry. Este paso redistribuye los jugos y garantiza una carne tierna y jugosa.
Manteniendo 2 cucharadas de grasa de pato en la sartén, saltea el ajo y jengibre durante 30 segundos hasta que liberen su aroma. Añade la pasta de curry roja y continúa salteando durante 2 minutos hasta que el color se intensifique ligeramente.
Incorpora la salsa de pescado y el azúcar, cocinando hasta que el azúcar se disuelva completamente, aproximadamente 1 minuto. Esta combinación crea la base del equilibrio agridulce característico.
Reduce el fuego a medio y añade gradualmente el caldo de pollo, la leche de coco y las hojas de lima kefir. Deja que la mezcla hierva suavemente durante 5 minutos, removiendo ocasionalmente para integrar todos los sabores.
Finalmente, incorpora los tomates cherry y los trozos de piña, dejando que se cocinen suavemente durante 5 minutos adicionales. Los tomates deben ablandarse ligeramente mientras que la piña se calienta uniformemente.
Prueba y ajusta la sazón con sal, pimienta, salsa de pescado adicional, o azúcar según sea necesario para lograr el equilibrio perfecto. Si prefieres una consistencia más líquida, añade un poco más de caldo de pollo.
Técnica de Marcado: Al marcar la piel del pato, asegúrate de no cortar completamente hasta la carne para evitar que se sequen durante la cocción.
Tolerancia del Pato: Incluso si cocinas el pato más de lo deseado, seguirá siendo delicioso ya que es una proteína muy tolerante a la cocción.
Variación en Pasta de Curry: Dependiendo de la marca que uses, algunas pastas de curry pueden ser muy saladas. En este caso, añade más leche de coco, agua, o caldo para equilibrar.
Equilibrio de Sabores: El azúcar en esta receta está diseñado para balancear los sabores salados y no debe dominar el paladar final.
Importancia del Reposo: Es crucial permitir que las pechugas de pato reposen antes de cortarlas para que las proteínas se relajen y los jugos se redistribuyan.