Mi primer encuentro con los burritos caseros ocurrió durante un viaje a Nuevo México. Allí, una familia local me invitó a su cocina para compartir sus recetas tradicionales. Desde entonces, he perfeccionado esta versión que trae ese sabor auténtico a mi propia mesa.
Para obtener los mejores resultados posibles, ten en cuenta estos consejos prácticos:
Estos burritos son ideales para la planificación de comidas, ya que se conservan y congelan muy bien. Prepáralos completamente hasta el paso donde los calentarías. Una vez envueltos en papel aluminio, puedes guardarlos en la nevera hasta 3-4 días y calentarlos cuando estés listo para servir.
Guarda los burritos sobrantes en su envoltorio de papel aluminio. Si el envoltorio no está bien cerrado, colócalos en un recipiente hermético. En todo caso, almacena los burritos en la nevera durante un máximo de 3-4 días.
Si los vas a congelar, no incluyas el tomate o la lechuga, ya que no se congelan bien. En cambio, guarda los burritos bien envueltos en papel aluminio en el congelador durante un máximo de 3 meses. Frecuentemente, preparo un gran lote porque se almacenan fácilmente para comidas rápidas en días ocupados. Para recalentarlos, primero deja que los burritos se descongelen durante la noche en la nevera.
Recalienta los burritos de la misma manera que los cocinarías inicialmente. Coloca los burritos envueltos en papel aluminio en un horno a 180°C durante 25 minutos o hasta que estén completamente calientes.
Para facilitar el plegado, calienta ligeramente las tortillas en una sartén seca. Alternativamente, puedes usar el microondas durante 10-15 segundos antes de armar los burritos.