La primera vez que probé un auténtico shawarma fue durante un viaje a Estambul. Recuerdo perfectamente cómo me quedé fascinado observando aquellos enormes pinchos de carne girando lentamente junto al fuego, mientras el aroma de las especias impregnaba el aire. Al regresar a casa, la nostalgia por aquellos sabores me llevó a experimentar en mi cocina hasta lograr recrear esa magia en forma de bowl. Con el tiempo, esta receta se ha convertido en una tradición familiar; cada domingo nos transportamos al Medio Oriente sin salir del comedor, convirtiendo una simple cena en un momento especial lleno de recuerdos e historias.
En la estufa:
En el horno:
En la parrilla:
Después de preparar este plato innumerables veces, he descubierto algunos secretos que marcan la diferencia: