La primera vez que probé el arroz frito con kimchi fue durante un viaje a Seúl, en un pequeño restaurante familiar donde el aroma picante y fermentado del kimchi llenaba el aire. Desde entonces, este plato se ha convertido en mi salvavidas para esas noches en que necesito algo reconfortante pero con carácter. Hay algo mágico en la forma en que el kimchi fermentado transforma un simple plato de arroz en una explosión de sabores que despierta todos los sentidos.
En mi hogar, esta receta es ya una tradición para aprovechar el arroz sobrante del día anterior. Es ese tipo de plato que no importa cuán cansado estés, siempre te levanta el ánimo con su combinación perfecta de picante, umami y la indulgente riqueza de un huevo frito con yema cremosa que se mezcla con cada bocado.
Antes de encender el fuego, asegúrate de tener todos los ingredientes listos y a mano. El arroz frito es un plato que se cocina rápidamente, por lo que es fundamental tener todo preparado.
Comienza por picar finamente el kimchi. Si el kimchi está en trozos grandes, córtalo en piezas más pequeñas para que se distribuya uniformemente en el arroz. Reserva también un par de cucharadas del jugo de kimchi, que añadirá profundidad de sabor al plato.
Pica finamente el ajo y la cebolla. Corta las cebolletas en rodajas finas, separando la parte blanca de la verde; usarás la parte blanca durante la cocción y la verde para decorar al final.
Si vas a usar huevos fritos como guarnición, puedes freírlos antes de comenzar con el arroz y mantenerlos calientes, o prepararlos al final mientras el arroz reposa.
Calienta una sartén grande o wok a fuego medio-alto. Este es un momento crucial: la sartén debe estar lo suficientemente caliente para que los ingredientes se cocinen rápidamente sin quemarse.
Añade el aceite vegetal y, cuando esté caliente pero no humeante, incorpora la cebolla y el ajo. Saltea durante 2-3 minutos hasta que la cebolla se vuelva translúcida y el ajo libere su aroma. Es importante no dorar demasiado el ajo, ya que podría volverse amargo.
A continuación, añade el kimchi picado. Cocínalo por unos 3-4 minutos, permitiendo que se suavice ligeramente y que sus sabores se intensifiquen con el calor. El kimchi comenzará a liberar más de su jugo, concentrando su sabor.
Una vez que el kimchi esté ligeramente ablandado, es el momento de añadir el gochujang y revolver bien para que se integre con los demás ingredientes. El gochujang, siendo una pasta espesa, necesita un poco de tiempo para disolverse y distribuirse uniformemente.
Añade el jugo de kimchi reservado y cocina por un minuto adicional. Este líquido fermentado es uno de los secretos de un buen arroz frito con kimchi, ya que añade una complejidad de sabor única.
En este momento, la sartén debe tener una mezcla aromática y colorida que será la base de sabor para tu arroz.
Ahora llega el momento de incorporar el protagonista: el arroz. Es fundamental que el arroz esté frío y sea del día anterior, ya que esto garantiza que los granos estén secos y separados, evitando que el plato final quede pastoso.
Agrega el arroz a la sartén y, con una espátula, rompe cualquier grumo que pueda haber. Mezcla enérgicamente para que cada grano de arroz entre en contacto con la mezcla de kimchi y absorba sus sabores. Este proceso debería tomar unos 5 minutos, durante los cuales verás cómo el arroz va adquiriendo un tono rojizo característico.
Para terminar, añade la salsa de soja y el aceite de sésamo, ingredientes que aportarán profundidad y un aroma inconfundible. Mezcla bien para integrar estos sabores finales.
Incorpora la mayoría de las cebolletas picadas, reservando algunas para decorar. Remueve una última vez y prueba para ajustar la sazón si es necesario. Si deseas más picante, puedes añadir un poco más de gochujang; para más salinidad, un toque adicional de salsa de soja.